¿Dónde están los dólares? El chavismo destruyó casi por completo la capacidad
productiva del país para hacerlo dependiente de sus dádivas, y luego hizo desaparecer
también la posibilidad de importar, sumiendo a Venezuela en la escasez y
la postración. Parte esencial del modelo que produjo esta catástrofe es lo que
estaba en realidad escondido detrás de la retórica de reivindicación de los pobres:
una corrupción que supera cualquier antecedente en la historia del latrocinio
en Venezuela.
En el bestseller nacional Estado Delincuente, Carlos Tablante y Marcos Tarre
explicaron cómo la institucionalidad venezolana fue tomada por militares y civiles,
funcionarios, empresarios y mafiosos, para convertir al país en un santuario del
crimen. Ahora, este libro ilustra cómo ese Estado delincuente ha servido también
de estructura para la que constituye su mayor operación delictiva: el gran saqueo
de una nación entera durante una bonanza petrolera. Aquí se muestra cómo fueron
realizadas las operaciones financieras con dinero público en el Principado de
Andorra, la creación de empresas ficticias, el derroche y la corrupción en PDVSA, el
saqueo en la Tesorería Nacional, en el sistema de control cambiario (Cadivi y
Cencoex, Sitme, Sicad, Simadi), las negociaciones de la red de la corrupción eléctrica,
los negocios turbios con los alimentos, el entramado corrompido de la
boliburguesía. Se expone al partido militar, una estructura castrense que ha colocado a
un alto porcentaje de miembros de la Fuerza Armada Nacional en ministerios y
otros organismos públicos.
Tablante y Tarre vinculan la información existente para componer el cuadro total
de este robo de proporciones históricas. Cómo los contratos para la red eléctrica
o la importación de alimentos y la manipulación de capitales en paraísos fiscales
como Andorra fueron vaciando al país de al menos 25 millardos de dólares,
mientras los enfermos graves morían por falta de insumos y la población era
forzada a hacer fila para comprar alimentos esenciales.
La casta militar y sus aliados empresariales de nuevo y de viejo cuño pretenden reinar
ahora como dueños legítimos de un país en ruinas: que libros como este al menos
pongan al lector en contacto con los expedientes que servirán para hacer justicia.